miércoles, 5 de febrero de 2014

"August: Osage County". Un extenuante (y extremo) Tour de force sobre la família disfuncional.


"August: Osage County" no es una película que se pueda recomendar abiertamente a cualquiera. No es una experiencia agradable o paladeable; es por momentos abrupta, explícita y extenuante. Y no extenuante a causa del tedio o la indiferencia, sino por la montaña rusa de emociones y secretos debajo de la alfombra que van saliendo a la luz, con un ritmo cuidadoso y medido. Tracy Letts, al que muchos conoceréis como el odioso Andrew Lockhart de Homeland, firma un guión (adaptado de su propia obra de teatro) inteligente y verosímil, especialmente teniendo en cuenta los extremos por los que transita en algunos momentos, y con un metraje bastante ajustado.

Pues sí amigos, resulta que el senador es un guionista de talento...

Es, además de un brillante ejercicio de guión, una película de actores. Destacan muy visiblemente, la de siempre, Meryl Streep, y Julia Roberts como primera espada. Pero es que tanto Margo Martindale, como Chris Cooper o Sam Shepard y Benedict Cumberbatch (dentro de las limitaciones de su poco tiempo en pantalla) no les van a la zaga. Streep y Roberts protagonizan el punto culminante de la película en una de esas escenas que, si se te va de las manos, puede rozar el ridículo y la caricatura.

Where are the drugs??!!

Es cierto, la película no aporta nada nuevo en torno a un género tocado en multitud de ocasiones y desde puntos de vista muy diversos (desde Dublineses a Celebración), pero a fin de cuentas, más que contar algo nuevo, lo importante es contarlo bien; y bajo mi punto de vista, su director, John Wells, apoyado en los pilares ya nombrados, un buen libreto y un gran casting, sale bien parado del envite.

Otro de los problemas que presenta para poder satisfacer a todos los públicos es esa sensación de no resolución con la que nos deja el final. Ese no debe de ser el objetivo de una película de este estilo, en las que se nos hace testigos de algunas "confesiones", puntos de inflexión en las relaciones entre sus personajes, pero que ya traían su propio lastre, y que deberán seguir  evolucionando, en la dirección que sea, más allá de nuestra presencia circunstancial.


A su favor hay que decir que aprovecha perfectamente una constante de la condición humana: nos gusta la carnaza, y nos gusta en pedazos grandes. Entre bocado y bocado, nos va ofreciendo treguas relativas, pequeñas dosis de humor (raramente inofensivo), algo de ternura (no exenta de cierta mala leche a medida que se van desvelando algunos secretos), o incómodos silencios antes de la tempestad.


En definitiva, si salir del cine con sensación de desgaste os va a parecer una mala inversión, o este tipo de historias no os dice nada, lo mejor será que esperéis al visionado doméstico. Si por el contrario sentíais curiosidad, espero que os haya sido útil este repaso sin spoilers a algunas de las que yo considero sus principales bazas, y también algunas cositas que podrían jugar en su contra.

¡Saludos a tod@s!

No hay comentarios:

Publicar un comentario