lunes, 24 de junio de 2013

"Man of Steel" desde el corazón. The Dark Critic vs. la crítica profesional


Quienes hayáis escuchado ya el extenso podcast que grabamos hace unos días (y que podéis encontrar en mi última entrada), sabréis que intentamos realizar un análisis objetivo y tomando cierta distancia, tratando tanto aquello que nos parecieron virtudes, como lo que nos parecieron defectos en la película. Todo ello con la naturalidad de una conversación entre colegas: sin un guión, sin necesidad de compartir la visión del otro, y como digo, sin afinidades, intentando mantener la distancia que requiere una revisión que, aunque informal, pretende ser ecuánime. Y en un caso tan polarizado como este, corremos el riesgo de no acabar de llegar ni a unos ni a otros, pero como digo, pese a lo que se te pueda quedar en el tintero, es un riesgo que hay que asumir cuando uno pretende hacer ejercicio de su criterio.

Y como creo que en ese ejercicio ya hablamos lo suficiente de consideraciones técnicas, de interpretaciones, de guiños, de detalles, y hasta de desarrollo argumental, hoy quiero hacer una aproximación completamente diferente a la película. Hoy no haré otro acercamiento objetivo, hoy quiero hablaros con la mano en el corazón y la S en el pecho; hoy dejaré que os hable el niño que se hizo mayor para que os explique por qué este símbolo vuelve a tener significado para él, por qué "Man of Steel", con sus pros y sus contras, vuelve a abrir la senda de la esperanza.

Si algo se puede decir de Superman sin miedo a equivocarse, es que definitivamente fue el primero. En mi caso personal también se aplica; mi interés por los cómics, que ha perdurado y crecido con los años, nació junto a otras dos publicaciones, con Superman. Por su universalidad, por ser el cómic más fácil de encontrar en cualquier quiosco tras una traumática visita al dentista o al practicante, y por las periódicas reposiciones de "Superman: The Movie", el personaje quedó entrelazado a las fibras de mi desarrollo, pero siempre fundamentado en la candidez de la visión de un niño, sin una gran necesidad de que el personaje supere al símbolo, o que el desarrollo de una película trascienda más allá de un discurso y del propio mito.

Si algo soy en esta vida es "mediófago": consumo vorazmente todo lo que me entre por los ojos y oídos, y hasta puedo encontrar perlas, embriones de ideas o destellos de genialidad en productos menores. No existe otra vía para ser un auténtico comiquero o cinéfago. Pero a la hora de elegir tus predilecciones, y a la hora de descartar, cuando el tiempo deja de ser un bien ilimitado y el aburrimiento se convierte en un lujo, uno comienza a desarrollar ese sentido que acabará convirtiéndose en su criterio. Por aquel entonces llegó Batman, y ya no hubo vuelta atrás, quedé fascinado por el personaje mientras las aventuras de Kal-El habían dejado paso a cierto hastío e indiferencia. Pese a todo, nunca quise formar parte de guerras entre seguidores como si necesariamente hubiera que someterlos a un enfrentamiento constante. Creo que si algo ha predominado en la relación entre ambos sobre el papel, con sus altibajos y sus salidas de tiesto, ha sido el respeto. Batman siempre ha respetado el inmenso poder y la influencia que podía despertar sobre la gente Superman. Éste por su parte, si a alguien ha escuchado y respetado, por encima incluso de su propio criterio durante su vida, aparte de su propia família, ha sido a Batman. Tomar partido en una guerra que a mí no me decía nada carecía de sentido, Superman siempre tendría para mí ese valor como icono, como predecesor, y hasta de vez en cuando podía permitirme colgar emocionalmente la máscara para ponerme la capa roja, aunque sólo fuera por un tiempo.

Así, en 1992, con 12 añitos, a un servidor se le encogió el corazón al escuchar en televisión aquello de "Superman ha muerto". ¿¿Cómo?? ¡¡Superman no pude morir!! Y no pensé aquello porque ingenuamente le creyera invulnerable, sino porque le consideraba inmortal como símbolo. No había tanta información como ahora y en cuanto se publicaron los tomos en español, allí estaba yo para hacerme con ellos. Y aquel día, quien les habla, derramó algunas lágrimas por Superman... "El primero" había muerto, y mientras pasaba aquellas páginas, de repente el mundo parecía un lugar más triste y oscuro. Nada importaba el distanciamiento, una luz poderosa y brillante parecía haberse apagado para siempre, y como si del primer amor o de los amigos de la infancia se tratara, decía adiós a Superman sintiendo que, aunque tiempos mejores llegarían, siempre llevaría conmigo ese vacío. Esas lágrimas quedaron mancilladas cuando más adelante se destapó la treta, pero no fueron mancilladas por el símbolo, sino por una editorial que jugó con los sentimientos de varias generaciones para llenarse los bolsillos. El poco interés que me pudiera quedar por la serie regular quedó sepultado, y no fue hasta una edad adulta cuando recuperé algo de interés en algunos de aquellos episodios.

La muerte de los principios editoriales
Superman pagaría caro aquel mancillamiento, y durante mucho tiempo no conseguiría remontar el vuelo. Fuera del papel, "Lois y Clark" nunca me dijo nada, y más adelante "Smallville" consiguió despertar mi atención al principio, pero acabó generándome tanta o más indiferencia que en su día el cómic. Solo la pequeña maravilla creada por Grant Morrison con "All-Star Superman" consiguió que este corazón volviera a estremecerse con el azuloso.

Detrás del adulto seguía el recuerdo del niño para el que, como dije, tampoco estaría de más sacar del baúl de los recuerdos la capa roja de vez en cuando. El revisionado de las películas de Donner se puede convertir en un ejercicio frustrante si se abusa de él, o si en una de esas veces, no se es capaz de mirar con la candidez de los ojos de un niño. Y es que, con el corazón en la mano, uno les guarda cariño, pero no han envejecido bien, o no tan bien como querríamos por más que nos resistamos a creerlo. Llegó un nuevo auge del cine de superhéroes, y un servidor no podía dejar de sentir cierto gusanillo por volver a volar con Superman en una pantalla de cine. Así, en 2006 llegó "Superman Returns", una película hecha con cariño por Bryan Singer, casi con devoción, pero que para alguien como yo, que ya no rendía tanto culto a ese mito (pese a que en mi estantería estén Superman y Superman 2 con montaje de Donner en blu-ray), se nos quedó muy corta. Singer se limitaba a copiar y reproducir, eso sí, como dije con mucho mimo y buen pulso, una fórmula de 30 años. Tanto como película adulta, como a nivel de repercusión en los años siguientes, "Superman Returns" palidecía al lado de "Batman Begins", y se reabríó la guerra entre fans de unos y otros. Yo, que me mantenía al margen, lo único que sentía era cierta pena de que una no me emocionara ni una décima parte de lo que lo hizo la otra.

Es por eso que hoy, con la conciencia tranquila por haber tratado de cara y sin parcialismos todo lo que a mí me parece un problema, puedo presentarme aquí a romper todas las lanzas que hagan falta en favor de este proyecto. Parafraseando lo que en su día dije de "The Dark Knight Rises", "Man of Steel" dista mucho de ser una película perfecta, pero es la película que yo necesitaba.
Por primera vez me encuentro a un Superman en el cine con un pasado que hace que me importe; por primera vez me he emocionado con la muerte de Jonathan Kent en una pantalla. Por primera vez he visto a Superman tomar una decisión difícil, posicionarse en un momento de máxima crisis y hacerlo por decisión propia, no por lo que digan papá Jor-el o papá Jonathan. He visto el enfoque adulto de un Superman primigenio dándose a conocer a un mundo que nunca estuvo preparado para él, por más que en el enfoque infantil nos valiera creer que rescatar gatos y niños irresponsables que se tiran a las cataratas del Niágara sería suficiente. He visto un Krypton vivo y hermoso, y por primera vez me ha importado el destino de ese mundo por más que ya lo conociera. Y sobre todo, por fin he visto a Superman enfrentarse a una fuerza superior, a un villano que dista mucho de ser una caricatura. Y le he visto hacerlo en pleno descubrimiento de su potencial y con todas las posibilidades en contra, y pese a equivocarse puntualmente, le he visto levantarse, perseverar y triunfar. Y por todo eso, hoy puedo decir que Superman está entre nosotros, y como dije en su día, ha venido para sufrir, y para que suframos con él. Y amigos, para alguien como yo, esa también es una gran noticia. He sufrido y triunfado junto a Batman en tres grandes películas, eso ya no me lo quita nadie, pero entre nosotros, de vez en cuando también apetece sufrir y triunfar con Superman, y que el niño que se convirtió en adulto pueda recuperar algunas de esas sensaciones que la simple repetición nunca traerá de vuelta.

Y si hoy os traigo esta entrada tan intimista y sentimental es, principalmente, por el trato injusto, partidista e interesado al que gran parte de la crítica está sometiendo a la película. Cuando uno, por intereses de terceros quiere que un producto fracase, no interesa hablar de problemas de montaje; no interesa utilizar palabras como elipsis, lo que interesa son ataques sencillos que, aunque falten a la verdad, puedan disuadir a la parte de gran público que le da igual meterse a ver "Man of Steel" que "Fast and Furious 6" de no decantarse por la primera. Es aludir a los instintos más bajos del espectador y achacarle unas supuestas, pero falsas, dramatización excesiva, ausencia de cualquier sentido del humor, o peor aún, falta de valores. Si alguien aquí carece de valores son muchos de ellos. Sabiendo que a la fanaticada la tienen perdida, tiran con dardo a todo aquello que pueda influenciar al resto del público en general. Lo peor de todo es que lo están consiguiendo. Y puedo decir sin miedo a equivocarme que muchas de esas críticas vienen de gente que ni siquiera la ha visto, algo que ya pasó y salió al descubierto con "The Dark Knight Rises". Así que en vista de un ejemplo tan descarado de cómo atacar un producto sin hacer gala de los supuestos conocimientos por los que a uno le pagan, bien harían los portales más prestigiosos en empezar a aplicar filtros que garanticen que sus críticos han visto las películas en cuestión, y que lo hacen sin interferencia alguna. Y es que desde un tiempo a esta parte, ciertos termómetros que ya he nombrado suficiente, se han convertido en creadores de tendencias, y eso es pisar en un terreno muy peligroso en el que solo puede ganar el más poderoso. Como digo, "Man of Steel" no es ni mucho menos perfecta, pero señores, tampoco lo fue Vengadores ni lo han sido otras y nadie parecía tan empeñado en demostrárselo a la gente antes incluso de su estreno.

Así que, les guste o no, Superman ha vuelto, y esta vez lo ha hecho para quedarse; esperemos que de cara a futuras entregas Warner no tenga que reservar una parte de su presupuesto para influir en estos "termómetros" como parece que andan haciendo otros . Es algo que me provoca el mayor de los rechazos, y no me cansaré de insistir en que, la única opinión que vale, es la de cada uno. Así que dejen ustedes que "Man of Steel" recaude lo que tenga que recaudar, y que sea el tiempo, y el propio público, el que la acabe poniendo en su sitio.

Fdo. El niño que se hizo mayor.

¡Saludos a tod@s!

4 comentarios:

  1. Fuertes declaraciones de Goyer con respecto al polémico final de la película:

    Goyer confesó que consultaron a DC Comics, quienes también respondieron con una gran negativa. “Chris ni siquiera quería que lo escribiéramos”, continuó Goyer. “Zack y yo dijimos: ‘pensamos que encontraremos una forma de que compres esto’. Llegué con esta idea de la visión calorífica y esta gente a punto de morir. Escribí la escena, se la di a Chris y dijo: ‘OK, me convencieron. Lo compro’”. El escritor argumentó que tuvieron que reinventar a Superman a fin de no “dejarlo estancado”.Por su parte, a Zack Snyder le llamó la atención la idea de un Superman moralmente ambiguo e impredecible. “Si es realmente una historia origen, su aversión a asesinar es inexplicable”, dijo Snyder.
    “Sentí que si podíamos encontrar una forma de hacerlo imposible para él –como un Kobayashi Maru (expresión trekkie), sin salida alguna– sentí que podría hacernos pensar: ‘Esta es la razón por la que él nunca volverá a matar de nuevo’. Básicamente destruyó a toda su gente y su cultura, y es responsable por ello, así que está como: ‘¿Cómo podría matar a alguien de nuevo?’”.

    A Snyder y Goyer les encantó la idea de que, en adelante, la gente no esté 100% segura de qué va a hacer Superman en situaciones de crisis. “Si él ve a Louis herida o a su madre asesinada, sencillamente tienes a un Superman realmente loco, capaz de cosas realmente horribles, si quisiera”, dijo Snyder. “Eso es lo que es cool sobre él, de alguna forma. La idea de que tiene las debilidades de las emociones humanas. Pero no quieres ver a este tipo enojado”.

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    1. Estoy con ellos (no en lo que ha añadido el redactor de "moralmente ambiguo" porque moralmente sigue siendo sólido). En el caso de Batman, no matar se sustenta no solo en que forma parte de su código moral, sino como he dicho otras veces, en que forma parte de su OBSESIÓN. Ese "never again" es precisamente lo que le convierte en Batman. La relación de Superman con la muerte era diferente, y este será su punto de inflexión. Batman es además un personaje rodeado de oscuridad, teatralidad y engaño, y eso ya le convierte en imprevisible, pero Superman es un personaje luminoso, y el hecho de que haya tenido que llegar a ese extremo, aunque él realmente no quisiera y se comprometa consigo mismo a no dejar nunca más que las cosas lleguen a ese punto, le conferirá ese carácter imprevisible (y humano) de cara a sus adversarios. De nada serviría en este marco todo el poder del mundo si todos tus enemigos saben a pies juntillas qué líneas no vas a traspasar nunca, y eso le ayudará en ese compromiso.
      Gracias por tu comentario, como siempre.

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    2. En cuanto a la muerte de Constner la actuación me encanto y sufrí por el. Pero tengo sensaciones encontradas con esa escena si bien me jodido, ahora que lo pienso; Clark debería haberlo salvado y me pareció ridículo que no lo hiciera, ya se que no hacerlo construyo mejor su personaje,pero me pareció ridículo y absurdo que Pa Kent tuviese que morir para que entendiera la lección.

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    3. Murió por aquello en lo que creía, porque cada uno es responsable de sus propios actos y creencias. Igual que Jor-el se hace responsable del destino de su mundo. Tampoco sabemos en qué punto están los poderes de Clark en ese momento, tal vez baste un momento de duda como para que, aunque se plantee no respetar su voluntad e intervenir, ya no esté a tiempo. Yo sinceramente le veo más problema al inmovilismo de Martha que a la reacción de Clark, pero bueno, ya son cosas muy subjetivas.

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