jueves, 28 de febrero de 2013

Cine y videojuegos (I) ¿Tan difícil es hacer una buena adaptación?

Desde que en los años 80 Nintendo irrumpiera a lo grande en el ámbito doméstico con su queridísima NES, e incluso convirtiera el gaming en una actividad de exteriores con su Gameboy, los caminos del cine y el videojuego como dos mercados masivos se han ido cruzando cada vez con más frecuencia. Se ha producido un fenómeno de retroalimentación basado simplemente en adaptar títulos populares del medio "vecino" para aprovechar su tirón, pagando normalmente una importante suma, que casi siempre acaba por influir muy, muy negativamente en la calidad del producto final.

Hoy abordaremos solamente el salto desde las plataformas de juego (consola o PC) a la gran pantalla, donde nos vamos a encontrar con menos títulos que a la inversa, pero en general de una calidad entre dudosa e infumable. Con excepciones, claro está, pero que con toda seguridad, contaremos con los dedos de una mano. Esto responde a varios motivos; el más importante, que durante bastante tiempo, la industria del cine se ha permitido el lujo de tomar al jugador por imbécil, desde el casual hasta el más hardcore. Cuando no hay arte de por medio, cuando todo se reduce a dinero, quienes toman las decisiones, o no se rodean de la gente adecuada, o simplemente no les escuchan. Han tenido que pasar 20 años largos para que en esa posición pueda haber personas que han crecido con el videojuego como un elemento más de su cultura, y poder encontrar algo decente entre tanta basura. Si alguien les hubiera explicado antes que, ni ser un niño, ni un jugador adulto, son sinónimo de incompetencia intelectual, tal vez no nos encontraríamos en un terreno tan baldío existiendo juegos con una calidad argumental fuera de toda duda.

Empecemos pues, abordando las violaciones más flagrantes que han pasado por una sala de cine.
En esta categoría, duele mucho encontrar algunos de los títulos más carismáticos de la historia convertidos en materia fecal en forma de celuloide.
Es el caso por ejemplo, de Super Mario Bros (1993), un extraño mejunje de fórmulas que más o menos funcionaban en el cine de entretenimiento con el que fuera, posiblemente, el título más popular para varias generaciones. El principal problema de esta película no es que sea una pésima adaptación, que lo es, sino que probablemente, nunca debió ser adaptada. Super Mario Bros podía ser un juego muy popular, pero su argumento nunca ha tenido mucha chicha que digamos. Un fontanero italiano adicto a las setas de colores que, una vez tras otra, deberá rescatar a una princesa que podría invertir algo más en su seguridad, de manos de una tortuga punk gigante. Muy cinematográfico, ¿verdad? Ademas ¿qué rollo se traían esos dos? ¿Cuales eran las intenciones de Mario? Nunca se nos aclaró si son pareja, si Mario está enamorado y ella se aprovecha para tener guardaespaldas gratis, si por el contrario Mario, como buen italiano, es un "acosador" de princesas, o si simplemente estamos jugando las fantasías un Don Quijote moderno puesto de ácido.
Los plataformas siempre han sido juegos sin pretensiones, donde nada más allá de la propia experiencia jugable tiene demasiada importancia; pueden estar bien para una serie de animación, pero nada más. Si bien el argumento de la película poco tiene que ver con el del juego, es casi igual de escueto, y además es malo, dejando tan cabreados a quienes eran fans de la franquicia como a quienes no. Cabreó incluso a quienes participaron en ella, habiendo sido considerada motivo de vergüenza por alguno de ellos.


Mención especial merecen todas y cada una de las adaptaciones de juegos de lucha. "Street Fighter" (1994), "Double Dragon" (1994), "Mortal Kombat" (1995), "Dead or Alive" (2006), o "Tekken" (2010) son los ejemplos más claros que me vienen a la cabeza, y realmente me costaría decir cual de ellas es la peor adaptación. El grado de indignación es, a grandes rasgos, directamente proporcional al cariño que se le tuviera al juego en cuestión. Creo que teniendo en cuenta todos los factores (expectativas, presupesto, cartel, etc) la ganadora sería Street Fighter, aunque entre las demás hay auténticos esperpentos como Double Dragon.
Aunque a un juego de lucha tampoco se le debe presuponer un gran argumento, la diversidad de personajes con su propia línea argumental da bastante más juego del que se le ha sacado, aunque sean tramas sencillas. Ni siquiera la inclusión de nombres de tirón como Jean-Claude Van Damme pueden librar a estas cintas de la quema. Como mucho, alguno salvará Mortal Kombat; ni una más.

           

      


En la mayoría de los casos, el cartel ya tira para atrás.

Capítulo aparte merecerían las incursiones en el género del amigo Uwe Boll, al que algunos han tenido la ocurrencia de calificar como el nuevo Ed Wood. Para mí, cualquier parecido es fruto de la imaginación, o pura diarrea mental, y el único propósito de Boll ha sido hacerse famoso a costa de cabrear al personal con premeditación y alevosía, a base de quemar millones como si fueran billetes del Monopoly. Sólo citaré tres de sus producciones más infames, aunque infames lo son todas, porque no quiero dar más protagonismo a este personaje en el blog: "Alone in the Dark" (2005) con Christian Slater, Tara Reid y Stephen Dorff, "Bloodrayne" (2005) con, ojo al dato, Ben Kingsley, Michael Madsen y Michelle Rodríguez, además de Kristanna Loken (Terminator 3), y "House of the dead" (2003), esta vez sin caras conocidas (y quizá la más perdonable por no tomarse muy en serio a si misma, y sí ser en este caso, una producción de bajo coste). Hay muchas más, pero si queréis saber más sobre este señor y no valoráis demasiado vuestro tiempo, adelante. Yo me eximo de cualquier responsabilidad.


Cerramos la entrada de hoy con una tanda de las que podríamos calificar como simplemente malas o muy malas, pero sin rebasar ampliamente la barrera de lo ofensivo ni despertar el instinto asesino que hay dentro de cada uno. Producciones comerciales modernas en su mayoría, que al menos cuentan con una realización correcta, aunque algunos de los guionistas sean para echarles de comer aparte.
En este apartado, citaremos otro súper-clásico venido a menos por obra y gracia del cine, "Doom" (2005) con Karl Urban y Dwayne "The Rock" Johnson. Teniendo en cuenta que Doom es un título de 1993, al menos la película tiene mejores efectos especiales, y 12 años de por medio, quieras que no, disminuyen notablemente el impulso de cortarse las venas.

                                     
Sí, esta es la mejor escena de la película...

Nos encontramos también con uno de los primeros blockbusters de Angelina Jolie cuando todavía hacía tres comidas al día, "Tomb Raider" (2001), una película que generalmente, se olvida entre 5 y 10 minutos después de haberla visto. Parece que su secuela fue todavía peor; por suerte, no se ha cruzado en mi camino.


Yo me sigo quedando con las serpientes y la cara de estreñido de Indiana Jones

Otro título relativamente doloroso para los fans de una saga hiper-longeva fue la cinta de 2010 "Prince of Persia: Las arenas del tiempo", una mezcla entre el verdadero Prince of Persia y el Rey Escorpión donde la mayor sorpresa era ver el resultado de los esteroides en la anatomía de Jake Gyllenhaal. Repite Ben Kingsley, que fuera de ganar un Oscar por Ghandi, normalmente está en todos los saraos.
Para quienes el título no signifique nada, puede llegar a pasar como una cinta aceptable de entretenimiento, sin más.


Por muy mazao que se ponga, la cara de empanao no se la quita nadie

Y para cerrar hoy, un caso especialmente raro, en este caso por el potencial del producto entre manos. No hablo de otro que de "Max Payne" (2008), si no una de las peores, sí que una de las cintas más desaprovechadas de esta lista. Max Payne introdujo por primera vez en el mundo del videojuego el denominado tiempo-bala que más adelante se utilizó, y que tanto gustó, en "Matrix". La película ni siquiera se acerca a ese nivel de innovación visual. Por otro lado, su protagonista era un hombre atormentado de un tirón comparable, por ejemplo, al de Batman. En lugar de eso, lo que recibimos fue una de las interpretaciones más anodinas e inexpresivas de Mark "caraladrillo" Whalberg.


No es lo mismo estar atormentado que fruncir el ceño en cada plano

Y con esto acabamos por hoy. En mi próxima entrada repasaremos las adaptaciones más decentes, veremos cómo lo mejor del videojuego en el cine no son precisamente adaptaciones, y hablaremos de una rara avis llamada "The Wizard", un anuncio de 90 minutos que dio dos o tres pasos más allá en el concepto de publicidad subliminal. Pero eso será otro día. Saludos!

Este cartel tiene más gracia que algunas de las películas repasadas

6 comentarios:

  1. Que yo recuerde, y que sean buenas adaptaciones...Silent Hill, Final Fantasy VII Advent children y poco mas.

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  2. A ver que nos encontramos con Assassin's Creed

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  3. Hombre por lo menos el actor principal ya es casi un seguro de vida. Michael Fassbender lo vale.

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  4. El principal problema que se va a encontrar es que va a ser difícil superar el grado de inmersión que logró Assassin's Creed 2. Argumentalmente el resto no valen demasiado, pero con este dieron con la tecla, y puede que muchos esperen algo parecido. Veremos.

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  5. Super Mario Bros,la película o cómo acabar odiando a un personaje entrañable del videojuego.

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    1. O cuanto menos sintiendo vergüenza ajena, y una desoladora impotencia. Creo que fue entonces cuando descubrí que tenía una vena en la frente y que podía palpitar como si no hubiera mañana...

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