viernes, 7 de agosto de 2015

Léon. El profesional (Luc Besson, 1994): Benditas lentejas.


En 1994 el hiperactivo Luc Besson nos dejaba la que probablemente, a excepción hecha si se quiere de El quinto elemento (no así para quien os habla), sea su mejor película como director. Uno de los ejemplos más claros que se me ocurren de lo que podríamos considerar como una fan favorite, ya que si bien la recepción crítica de la película fue en muy pocos casos negativa, existe una importante diferencia entre esas valoraciones críticas mezcladas, rondando el 6,5 de media, y el notable alto que recibe por parte del público en webs como imdb, rotten tomatoes o filmaffinity, superando cómodamente el 8.

Como a estas alturas la mayoría ya sabréis, Léon El Profesional se centra en la relación entre el propio Léon, un asesino a sueldo, y Mathilda, una niña de 12 años que busca venganza por el asesinato de su família, a la que, pese a sus dudas, acaba aceptando como aprendiz. Esta viene a ser la sinopsis oficial de la pelicula, aunque lo más fiel a la verdad, sin entrar en grandes spoilers, sería decir que busca venganza por el asesinato de su hermano.

Con esta premisa, 110 minutos por delante, y el hombre detrás de Taken o Transporter a los mandos, uno podría pensar que nos encontramos a las puertas de un viaje cargado de acción, ritmo y violencia. Y en cuanto arranca la cinta, la primera escena parece ratificar esa expectativa. Nada más lejos de la realidad, pues a partir de ese momento y hasta su magnífica escena final (donde la película echa el resto), las escenas de acción se van viendo dosificadas, y cada vez más eclipsadas por el verdadero motor de la película, Léon y Mathilda. Mathilda y Léon.

Con esto no quiero no decir que la película sea un estudio de personajes, una reflexión sobre la naturaleza humana y la complejidad de sus relaciones. En absoluto. Sí que podemos encontrar algún que otro diálogo que cava más profundo, pero la mayoría del tiempo, los roles de niño y adulto se irán intercambiando y entrelazando hasta el punto de hacernos llegar a creer una situación tan rocambolesca en apariencia. No son personajes complejos y oscuros, y creo que ahí reside la magia de la película, en la pureza que ambos irradian de manera natural en un marco de crimen, drogas, muerte y violencia. A título pesonal, me parece algo muy meritorio y difícil de conseguir cuando otras historias con una premisa similar (Kick Ass, God bless America) normalmente son abordadas desde la parodia y la sátira.

Hablando de Kick Ass, uno no puede evitar ver algo de Léon y Mathilda en Big Daddy y Hit-Girl (siempre mezclado con la deconstrucción de Batman y Robin). Especialmente entre Mathilda y Hit-Girl. Desde la peluca de Hit-Girl, hasta un plano que prácticamente comparten ambas películas.




Tampoco es una historia rica en personajes. ya que aparte de su pareja protagonista, solo asoman la cabeza Danny Aiello como Tony, un personaje cuya principal función es en realidad dar matices al personaje de Léon (sobre todo una vez madurada la película), y Gary Oldman como Stansfield, nuestro villano.
Respecto a Oldman, algunos le acusan en esta ocasión (y algunos en muchas otras) de sobreactuado. Debo decir que no comparto lo más mínimo esa visión. Creo que hay que diferenciar entre sobreactuar, e interpretar a un personaje extremo; Stansfield es drogadicto, violento e inestable, un villano con muy pocos minutos en pantalla, que requería un actor sin miedo, capaz de desmelenarse y entregarse a un papel, probablemente el peor escrito de toda la película, que en manos de cualquier otro bien podría haber condenado la película al fracaso.

¿Una escena cagando dices? No hay problema, soy el puto Gary Oldman!
Y digo el peor escrito porque es en lo que le rodea donde vamos a encontrar todas esas lentejas (ya sabéis, si las quieres las tomas y si no las dejas) a las que hacía referencia en el título.
Porque nuevamente, para no estropearos la experiencia si es que aún queda alguien que no la haya visto, solo diré que es un personaje al que se le piden muy pocas explicaciones y se le conceden muchos, muchísimos recursos.
Por no hablar de las cosas que pueden llegar a pasar en una comisaría de policía.
Lentejas sí, pero cuando las acompañas con buenos personajes, buenas actuaciones, y una escena final memorable, uno solo puede decir: benditas lentejas.

A modo de off-topic, simplemente me gustaría señalar mi decepción relativa a estas alturas con Natalie Portman.
Que no se me enfade nadie, sé que solo tiene 34 años, una edad con la que los más afortunados apenas empiezan a despuntar, y un Oscar en su haber. Pero lo cierto es que cuando con 14 años, ya te ha robado el corazón en Léon, les ha robado la película a un supuesto reparto coral en Beautiful Girls, y hasta ha asomado la cabeza por Heat, uno se entrega convencido de que la niña se va a comer el mundo. Y lo cierto es que, 21 años después, su carrera no me parece tan rutilante como hubiera vaticinado por aquel entonces. Ha combinado grandes actuaciones (Closer, Cisne Negro) y buenos proyectos, con auténticos bodrios, comedias románticas, telefilmes de tapadillo, y una muy desafortunada elección de Blockbusters (V de Vendetta, la segunda trilogía de Star Wars, y la franquicia Thor). Y es que su Amidala (mitad de la pareja con menos química de la historia del cine) y su Jane Foster, casi me han hecho desear que Natalie se hubiera criogenizado a los 15 años y salido únicamente de ese estado para interpretar a personajes como Mathilda. Casi. Pero por favor, no más Jane Foster...

La semana que viene voveré con más reseñas, y el cuarto episodio del fanfiction.
¡Saludos a tod@s!


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